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El 23 de abril, las calles de varias ciudades del mundo se visten de letras. Plazas públicas se transforman en escenarios improvisados donde niños, adultos y ancianos recitan versos de García Lorca, leen fragmentos de Don Quijote o comparten poemas propios. Es el Día del Idioma Español, una celebración que trasciende fronteras para honrar la riqueza de una lengua hablada por casi 600 millones de personas.
La fecha conmemora el fallecimiento de Miguel de Cervantes (1547–1616), autor de la obra cumbre en español, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Aunque su muerte coincidió con la de Shakespeare, el día se centra en la herencia cervantina. En 2010, la ONU institucionalizó la fecha para promover el multilingüismo, reconociendo al español como pilar cultural entre sus seis idiomas oficiales.
En Madrid, la Cuesta de Moyano se llena de puestos de libros antiguos, mientras el Instituto Cervantes organiza maratones de lectura. En Colombia, el Concurso Nacional de Cuento incentiva a jóvenes escritores; en Argentina, teatros representan obras de Borges o Cortázar. México adorna sus bibliotecas con coloridas ofrendas literarias, y en Filipinas, donde el español resurge como patrimonio, se realizan talleres de historia lingüística. En Cuba se organizan talleres literarios y los más pequeños protagonizan importantes obras literarias.
No falta la tecnología: las redes sociales se inundan de hashtags como #DíaDelEspañol, con usuarios compartiendo palabras favoritas o reflexiones sobre el idioma. Las escuelas organizan debates sobre el "spanglish" o la influencia de anglicismos, cuestionando cómo equilibrar evolución y preservación.
El español es un mosaico: el realismo mágico de Gabo en Colombia, la poesía combativa de Neruda en Chile, las novelas intimistas de Isabel Allende. Cada región aporta su cadencia, su léxico y su identidad. La Real Academia Española (RAE), trabaja para documentar esta diversidad, desde el "vos" rioplatense hasta el "chévere" caribeño.
En tiempos de globalización, el español enfrenta retos: la invasión de términos tecnológicos en inglés, la brecha educativa en comunidades rurales y la necesidad de inclusión lingüística. Sin embargo, su vitalidad es indudable: es la segunda lengua en comunicación internacional y crece en Estados Unidos, donde 42 millones de personas lo hablan en casa.
El Día del Idioma Español no solo celebra letras, sino memoria colectiva. Es un recordatorio de que el idioma es un organismo vivo, alimentado por sus hablantes. Al honrarlo, defendemos un patrimonio que, como escribió Cervantes, "enriquece el alma y une al mundo en un abrazo de versos y relatos". Hoy, mientras alguien en Tokio aprende a conjugar verbos o una abuela en Guatemala cuenta historias en maya-español, la lengua sigue cabalgando, tan quijotesca como inmortal.