El historiador Edilberto Almenares (historiador)habla sobre la creación de los Tribunales Populares de Base.

Al triunfar la revolución en 1959 se transformó completamente la forma de impartir justicia y el nuevo sistema se vio marcado, en sus inicios, por el tener que enfrentarse a numerosos criminales, miembros de la derrotada dictadura, por lo que se  instauraron los denominados Tribunales Revolucionarios para juzgar a los miembros del régimen que habían cometidos asesinatos y otras fechorías.

El 8 de enero de 1959 Delio Gómez Ochoa, en ese momento comandante de la plaza de Holguín y coordinador del 4to Frente, dejaba claro en el periódico Norte:Solo deben temer a la Revolución los que tengan las manos manchadas de sangre”.

Ya para el día 15 de enero en el mismo periódico se informaba que hasta ese momento se habían radicado 250 causas por delitos contra el pueblo en Holguín. Algunas de estas causas estaban relacionadas con crímenes salvajes llevados a cabo en nuestra zona por soldados de la tiranía. Ejemplo eran la causa 758 de 1958 por el asesinato del campesino Ramón Reyes Pupo que apareció ahorcado en la finca El Pontón, barrio de San Agustín de Aguaras el día 22 de octubre de 1958.Se acusaba como autores a soldados del puesto de Buenaventura. También estaba la causa 578 de 1958 por el asesinato de un desconocido cuyo cadáver apareció baleado y torturado el 14 de agosto cerca de Mir, el hombre había sido detenido por la guardia rural de Buenaventura. Estaba asimismo la causa 638 de 1958 por el asesinato de otro desconocido como de 40 años encontrado el 5 de septiembre de 1958, ahorcado igualmente en lugar cercano a Mir, antes de ahorcarlo le hundieron clavos de línea en la cabeza y lo torturaron horriblemente.

Los tribunales Revolucionarios condenaron a criminales como el soldado Ángel Martí Jersey por el asesinato del campesino Isaac Hernández y también fueron juzgados los sargentos Armas y Aragón, el delator Manuel Ruiz Benítez, Aldo Rodríguez y otros que habían prestado servicio en nuestro territorio.

Estos Tribunales Revolucionarios estaban conformados en sus estructuras por miembros del Ejército Rebelde, que usaban el código de justicia que había sido establecido en las áreas liberadas y dentro de las propias fuerzas revolucionarias.

En 1963 se dieron los primeros pasos para un cambio profundo en la estructura de la organización judicial en Cuba. Según el historiador Edilberto Almenares se dispuso entonces la creación de los Tribunales Populares de Base, que tenían potestad de reconocer y resolver contravenciones y delitos de privación de libertad de hasta 180 días. Para ello se llevó a cabo un proceso de selección y nombramiento de “jueces del pueblo y por el pueblo” en asambleas de barrios y de centros de trabajo. Estos jueces, que tenían conocimientos básicos de derecho, combinaban sus labores habituales con la labor judicial y los juicios se realizaban generalmente en el mismo lugar que ocurrían. Señala Almenares que entre estos primeros jueces estuvieron:Flor M. Pérez, quien era enfermera, Antonio “Toñito” Sánchez, Carlos Córdova, trabajador del transporte; Eliseo Blanco, campesino; Maida Basilio y Caridad Hidalgo, entre otros.

La preparación de estos jueces populares fue en un curso que duró pocos días y la estructura de estos juzgados quedó conformada por un presidente, un secretario y un vocal.El primer juicio tuvo lugar en el desaparecido cine Medina, donde hoy se encuentra el área de Taekwondo y también se celebraron otros en el local de  la actual Casa de la Cultura en Buenaventura.

Diversos fueron los jueces populares nombrados desde 1963 y también originales algunas de las formas de sanción que impusieron. Amable Borjas, trabajador del Partido, resultó ser el primer presidente de este juzgado local hasta 1969.

Estos jueces populares tenían el inconveniente de que ninguno rebasaba el sexto grado y algunos incluso tenían menor grado de escolaridad. No obstante, todos eran personas seleccionadas por sus condiciones morales y compromiso revolucionario.

Agrega Almenares que el desempeño de estos jueces se tornaba difícil por la falta de inmuebles para celebrar los juicios y por tener que trasladarse por sus propios medios a los lugares en que se iban a efectuar las vistas. Además, señala, los documentos de los juicios eran guardados en los centros de trabajo de los propios jueces.

En estos juicios se imponían sanciones originales como el trabajo sin internamiento que se le impuso a una mujer de Ojo de Agua, quien fue sancionada a limpiar la escuela de su localidad dos veces al día.

 


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1 DE MAYO 2024

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