Gloria Proenza Balseiro sobresaliente bibliotecaria escolar con cerca de cuarenta años de labor ininterrumpida.(imágenes de archivo)

A Gloria Proenza Balseiro le encanta compartir los conocimientos adquiridos en la lectura de sus textos preferidos, “ sobre todo de autores cubanos como Nicolás Guillén, Onelio Jorge Cardoso, Miguel Barnet, y la obra imprescindible de José Martí.”

Incluyo a clásicos latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Julio Cortazar y a Mario Benedetti, pero, reflexiona esta adiestrada bibliotecaria-, “ no es leer por leer y ya, es interpretar, profundizar, estudiar a fondos lo  recorrido desde la primera y hasta la última página    del libro; es, además,  incorporar la esencia de lo leído al devenir de cada quien para que se cumpla su objetivo que de ahora en adelante cada lector se convierta en mejor persona”.

Graduada de  licenciada en Español -Literatura y Máster en Ciencias, Proenza Balseiro es oriunda del poblado de Buenaventura, trabaja desde temprana edad en la profesión de bibliotecaria, más de la mitad de los cursos en el preuniversitario urbano “Armando Valle López” de este poblado cabecera del municipio de Calixto García.

“Esta profesión demanda de nosotros mucha preparación que contiene  la lectura inteligente con marcada influencia  que sume a niños, jóvenes y adultos  a integrarse a los libros que no son más que   puertas abiertas para la enseñanza, educación, ética, solidaridad, en fin, ventanas puestas al servicios del conocimiento.

Actividades extradocentes que animan a cultivar hábitos de lectura.

Agradecida de bibliotecarias que le antecedieron y que fueron  y son como Griselda (Grisel) Ochoa Barceló, “un referente, ejemplo de compañera consagrada, sabia, muy bien preparada y  que contribuyó y aún lo hace, a la preparación  de bibliotecarios y bibliotecarias, a ella debemos mucho lo que somos.

“Esta profesión entraña amor, sacrificio, entrega, y más aún ahora  con la prontitud del conocimiento  a través de las redes digitales, tal parece que el libro impreso tenga contado  sus días, pero no debemos admitir que esa brecha se imponga; al contrario, aprovechemos, por ejemplo, la telefonía móvil y sugerir  lecturas que cautiven e instituyan a nuestros lectores.

“Debe quedar claro que como el texto impreso no hay otra forma que lo supere. Con él podemos leer con calma, tocarlo con nuestra manos, oler  sus hojas, acariciarlo, en fin, el libro impreso, nuestro libro, es único, se lo atestiguo”.

Piensa así esta sobresaliente bibliotecaria escolar con cerca de cuarenta años de labor  ininterrumpida, poseedora de reconocimientos  del sector educacional,  madre, hija y abuela ejemplar.


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