El ejemplo de Manuel Ascunce se multiplica en las nuevas generaciones.

Vivimos   días hermosos en esta jornada del educador , recuerdos y memorias  que reviven la historia y comprometen el presente .  Y cómo no recordar aquel hecho que estremeció a  la Patria  .

Cuando  adolescentes aún acudieron, en la década del 70, al llamado de la Revolución, y así integraron el Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, nombre del joven asesinado por las bandas contrarrevolucionarias cuando llevaba luz a las montañas del Escambray.

 Eran los días iniciales, se había producido un acontecimiento: La Campaña de Alfabetización, Cuba, su pueblo entero, necesitaban transformarse, dejar atrás el azote de la ignorancia que cubría a nuestros campos y ciudades.

 Y Manuel se encaminó a cumplir con la Patria sin interesarle siquiera la vida cómoda en su poblado natal, Sagua la Grande, y fue a reunirse, a compartir la vida con los campesinos, con los pobres de la tierra que no conocían la magia de la lectura y la escritura.

 Inicia sus labores en el barrio de Limones donde alfabetiza a una familia, y posteriormente, por decisión propia, se ubica en la finca Palmarito, municipio de Trinidad, en una zona cafetalera de difícil acceso que había sido intervenida, asediada constantemente por la contrarrevolución.

 Allí conoció al campesino Pedro Lantigua y a la esposa de este Mariana de la Viña. Entablan una profunda amistad. Manuel labora sin cesar, conoce del peligro, pero no se amilana, su propósito es definitivo: mantenerse en su puesto, debía terminar su trabajo para regresar como todos en su momento preciso. Siempre estuvo al lado de Lantigua en la defensa y custodia de la casa, de la familia, y los intereses de la Revolución.

 Hace 64 años, la garra contrarrevolucionaria, disfrazada de miliciano entra de manera inesperada en el hogar de Pedro y Mariana, esta se percata de la simulación del enemigo e intenta ocultar la identidad de Manuel, y ante la pregunta de quién es el maestro,Manuel responde enfático: ¡ Yo soy el Maestro! La caterva asesina se ensaña con el alfabetizador y el campesino; son salvajemente torturados, ultrajados, asesinados.

 Pensaron que con el horrendo crimen, la Revolución y su campaña de alfabetización se detendrían, es que los verdugos, contrarios a la cultura, al desarrollo, a la solidaridad, al amor, no conocían que el ejemplo de Manuel Ascunce Domenech sería la espuela para culminar exitosamente la primera Revolución Cultural, y que serviría, once años después, para poblar de alumnos – profesores, adolescentes aún, a las escuelas de la enseñanza media en todo el país.

 Gloria y reverencia al maestro Manuel Ascunce Domenech, su legado perdura en la memoria de un pueblo agradecido que defiende una de nuestras principales conquistas: la educación.


Podcast RJ

Chicho Marrero, con el Órgano de los Hermanos Ajo

Postales de mi tierra

Visitas

120404
Hoy: 153
Esta semana: 864
Este mes: 291
Mes anterior: 4.928
Total: 120.404