Delcy Martínez acompañado por su nieta Diamela.

Este hombre  que conocí y con el que he conversado de manera casual por estos días les aseguro que  guarda historias que vale la pena que se conozcan.Es, como el protagonista del cuento de Onelio Jorge Cardoso, hombre de pico fino. Coincidí con él en el ómnibus de la ruta  Holguín Buenaventura, tarde agradable, y surgió el tema sin que nadie lo impusiera, es el diálogo espontáneo, el que prefiero y por el que optan muchos. Y así me cuenta este calixteño de sus peripecias.

 “Yo leo historias, me gusta relacionarme con los demás, compartir, adquirir conocimientos y eso me da preparación para conversar con mi gente”- asevera este hombre que sobrepasa los setenta años de edad, y prosigue, “desde que nací he sido un trabajador incansable porque estaba estudiando antes del triunfo de la Revolución y mi papá me sacó de la escuela para picar caña, porque hacía falta para la manutención de la casa”.

 Y los años pasaron y este protagonista también cambió,  “pero para bien”- me rectifica- “desde que tengo uso de razón  lo que he hecho es colaborar con la familia, con mis vecinos, llevarme bien con mis compañeros, tratar de ser mejor persona, ah, y amar a mi Revolución”.

 Tiene Delcy historia de solidaridad internacionalista, “cuando el servicio militar yo fui del tercer llamamiento y ahí aprendí la manera de defender la patria; luego de un curso  me hice chofer, que me sirvió de mucho, y sabe porqué ,pues porque fui a Angola a preservar la independencia de ese país africano, y mi puesto estuvo en la caravana, con  la misión de transportar armamentos y a mis compatriotas”.

 Y agrega : “Eso de la caravana es muy tenso pero iba con la convicción de que venceríamos y así fue, vi a valiosos compañeros caer bajo la metralla enemiga y a otros, aún jóvenes, perder la vida bajo el impacto de cargas explosivas colocadas por el enemigo, y mi destreza como conductor nos ayudó a culminar  el recorrido de la victoria con la derrota de los sudafricanos que contaban con un ejército bien equipado incluso con armamento nuclear”.Pero pudo más el arrojo, la convicción,  la valentía, la moral del soldado cubano que cien ejércitos agresores privados de estos valores.

Delcy acompañado por su cyñada Ada Tejeda González y su suegra Elisa González Peña.

 “Mire periodista- me dice Ada Tejeda González, cuñada de Delcy- “este es un hombre amado por su familia, sus vecinos, es ejemplo, tiene solo dos hijos, pero parece que todos son de su sangre, usted lo ve así  enfermo, tiene que viajar acompañado de su hija Mayelín cada cierto tiempo al hospital Lenin para recibir la quimioterapia, y sin embargo tiene una energía, una vitalidad envidiable, con la sonrisa a flor de labios, y le puedo asegurar que es un hombre que tiene mucha historia que contar”.

 Y este reportero no se quiere marchar sin antes preguntarle a su nieta Diamela Martínez Carralero, qué es para ti tu abuelo Delcy.

Y sin titubeos me espeta, “es parte de nuestras vidas,  al verlo caminar en ocasiones con un poco de trabajo y en otras ágil, conversador incansable,  no me queda otra cosa que exclamar, ¡“este viejo es de aquí para allá y de allá para acá, no para, ¿ de dónde dios mío sacará tanta energía porque yo que lo acompaño a veces, me canso?

 Esta es parte,  porque tiene mucho más,  de la breve historia de vida de  Delcy Martínez Escalona, un humilde hombre, padre y abuelo amantísimo, combatiente internacionalista, residente en el barrio de Las Brisas, Buenaventura, en el holguinero municipio de Calixto García.


Podcast RJ

1 DE MAYO 2024

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