Imágenes tomadas de Internet.

El rumor corre como pólvora en los campos de caña, una noticia que hiere el corazón de la clase obrera: Jesús Menéndez, el líder sindical, el defensor incansable de los trabajadores azucareros, ha sido asesinado. Su muerte, un golpe brutal a la esperanza, marcó un antes y un después en la historia del movimiento obrero cubano, dejando un vacío que aún resuena en los campos de la isla.

Jesús Menéndez Larrondo, nació en Encrucijada, Villa Clara, en 1911. Su infancia transcurrió entre los surcos y las plantaciones de caña, experimentando en carne propia las injusticias y la explotación a la que eran sometidos los trabajadores del sector azucarero. Esta experiencia temprana sembró en él una semilla de rebeldía y un profundo compromiso con la lucha por la justicia social.

Desde muy joven, Menéndez se involucró en el movimiento obrero, escalando posiciones hasta convertirse en uno de los líderes más influyentes del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros (SNTA). Su oratoria apasionada, suvalentía y su profunda empatía con los trabajadores lo convirtieron en un referente para miles de obreros que veían en él a su defensor.

Menéndez lideró innumerables huelgas y protestas para exigir mejores salarios, condiciones de trabajo dignas, y el respeto a los derechos de los trabajadores azucareros. Su lucha no se limitó al ámbito económico, sino que también incluyó la denuncia de la corrupción, la discriminación racial y la opresión política. Su compromiso con la justicia social lo convirtió en un enemigo del poder y en un blanco de la represión.

El 22 de enero de 1948, Jesús Menéndez fue vilmente asesinado en Manzanillo, Granma. Los motivos de su muerte fueron políticos, orquestados por aquellos que veían en su liderazgo una amenaza para sus intereses. El asesinato de Menéndez desató la indignación y la protesta popular en todo el país, dejando una marca imborrable en la memoria del pueblo cubano.

Aunque su vida fue truncada a los 36 años, el legado de Jesús Menéndez perdura. Su ejemplo de valentía, compromiso y entrega a la causa de los trabajadores sigue inspirando a las nuevas generaciones de cubanos. Su lucha por la justicia social y su defensa de los derechos de los trabajadores lo consagran como un símbolo del movimiento obrero cubano. Su voz, aunque silenciada por la violencia, sigue resonando en los campos de caña, en las fábricas y en el corazón de todo aquel que lucha por una Cuba mejor.

“la satisfacción de saber que esepremio lleva el nombre de un paladín de las luchas azucareras por los trabajadores azucareros, que cayó asesinado en esta misma región a manos de los agentes del imperialismo yanki: el líder azucarero Jesús Menéndez”

 Palabras pronunciadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el Central Francisco Castro Ceruto, Campechuela, el 21 de agosto de 1961.

A 75 años de su asesinato, la figura de Jesús Menéndez Larrondo sigue siendo relevante. El líder que defendió a los trabajadores azucareros nos recuerda que la lucha por la justicia y la equidad es un camino constante. Su vida y su obra, como un faro que guía el camino, nos invitan a seguir su ejemplo y a construir un futuro mejor para nuestra nación. El silencio de su muerte no ha podido apagar el eco de su voz, una voz que sigue resonando en los corazones de los cubanos que buscan un futuro más justo.


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