Yanet Carbonel Salinas,detacada atleta calixteña(Al centro)En una humilde casa del barrio de Las Mantecas, el 18 de noviembre de 2002 nació una niña que, sin saberlo aún, llevaría en sus manos no solo una pelota, sino también las esperanzas de representar a su país en el más alto nivel del deporte femenino. Yanet Carbonel Salinas, hija de Migdela Salinas y Sergio Carbonell, creció entre caminos de tierra y sueños grandes, donde el esfuerzo diario era la moneda corriente y el deporte, su refugio y su pasión.
Desde muy pequeña, Yanet mostró una energía inquieta y una inclinación natural por el movimiento. Correr, saltar, lanzar… cualquier excusa era buena para estar en acción. Sus padres, conscientes de su entusiasmo, la apoyaron sin dudar. Así, con una pelota en la mano y los pies descalzos muchas veces, comenzó su camino en el mundo del deporte. El softbol, el fútbol, el béisbol five y finalmente en el béisbol tradicional encontró su verdadero hogar. Pero no se limitó a uno solo: su versatilidad la llevó a competir en eventos nacionales en las tres disciplinas, demostrando una entrega y un talento que no pasaron desapercibidos.
Fue en 2016 cuando Yanet dio un salto trascendental: asistió a su primer evento nacional. Apenas una adolescente, pero con la mirada fija en el horizonte. Allí, bajo la guía de entrenadores que marcarían su formación —Guillermo Bertolis, Edilberto Vera y Yadir Carralero—, comenzó a forjar no solo su técnica, sino también su carácter. Cada entrenamiento, cada derrota, cada victoria, fueron ladrillos en la construcción de una atleta comprometida, disciplinada y profundamente agradecida.
Pero nada la preparó emocionalmente para el momento que llegaría años después: vestir la camiseta de Cuba en un Campeonato Panamericano de Béisbol Femenino. Para Yanet, ese no fue solo un torneo más; fue la materialización de un sueño tejido con sudor, sacrificio y el apoyo incondicional de su familia. “Fue una alegría inmensa”, confiesa con los ojos brillantes al recordarlo. “Representar a mi país… es algo que no se puede explicar con palabras”.
Hoy, con los pies firmes en la tierra y la mirada puesta en el futuro, Yanet tiene claras sus metas. Su principal aspiración es seguir trabajando incansablemente para alcanzar mejores resultados en lo individual y, sobre todo, mantenerse en el equipo nacional. Sabe que el camino no es fácil, pero también sabe que cada lanzamiento, cada entrenamiento, cada caída y cada levantada la acercan un poco más a su propósito: ser una embajadora del deporte cubano y una inspiración para las niñas que, como ella alguna vez, sueñan con una pelota en la mano y la bandera al viento.
Porque en el caso de Yanet Carbonel Salinas, el humilde origen no fue un límite, sino el impulso que la llevó a convertirse en una de las voces silenciosas pero firmes del béisbol femenino en Cuba. Y su historia, apenas comienza.
Yanet junto a su entrenador Edilberto Vera y Ailén García participantes en el recién concluido Campeonato Panamericano de Béisbol Femenino.