A finales de este mes de noviembre, Cuba celebrará la Semana de Equiparación de Oportunidades, un evento nacional que busca visibilizar los logros, derechos y capacidades de las personas con discapacidad. Y en esta ocasión, nuestro municipio de Calixto García tendrá una representante extraordinaria: Leónida Carrera Batista, una mujer cuya vida es un testimonio de resiliencia, pasión por el deporte y amor por su tierra.
Leónida, una “guajira de pura cepa”, como ella misma se define con orgullo, nació en el campo, donde las noches se iluminaban con candiles y el fogón era centro de vida familiar. Fue allí, en medio de una de esas cotidianidades rurales, que sufrió un accidente que cambiaría el rumbo de su existencia.
“En el año 69, usábamos alcohol para el fogón. Un día, mientras preparaba la lumbre, el espíritu de alcohol se evaporó… y al encenderlo… ¡boum! La lata explotó en mis manos. Me quemé el 90 % del cuerpo. Los muslos pasaron el cuarto grado de quemadura… el límite”, recuerda con voz serena, pero aún con la emoción vibrando en cada palabra.
A pesar del dolor físico y emocional, Leónida no se rindió. Fue en el deporte donde encontró una nueva forma de caminar, de vivir. “El deporte es como volver a vivir”, dice con convicción. Aunque ya no pudiera correr, compitió con el alma, con el corazón y con una fuerza que pocos pueden imaginar.
Desde su silla de ruedas, Leónida se convirtió en una atleta multifacética: baloncesto en silla, voleibol sentado, lanzamiento de jabalina, disco, bala y tiro deportivo. Conserva con cariño los diplomas, las medallas y hasta el disco y la bala con los que entrenaba. “Fui seleccionada para ir tres veces a La Habana… y siempre salí bien”, afirma con el brillo de quien sabe que sus esfuerzos tuvieron frutos.
Uno de sus recuerdos más entrañables es cuando, sin saber siquiera qué era el voleibol sentado, le dijeron: “Arregla la maleta que vamos pa’ La Habana”. “Pero mija, si yo ni sé lo que es eso”, respondió. Tres días después, ya estaba compitiendo. “Y también participé”, añade con una sonrisa que delata su espíritu indomable.
Leónida no solo compitió; aprendió, enseñó y abogó por el conocimiento. “A veces en las competencias no te explicaban bien las reglas… entonces yo buscaba en la televisión, en los papeles, aprendía sola. Incluso en el baloncesto, descubrí cosas que no se podían hacer… ¡y me fui a reclamar!”, cuenta con orgullo.
Hoy, con los años encima pero con el fuego intacto, Leónida se siente más orgullosa que nunca de ser una mujer en silla de ruedas. “He tenido mis logros. He conocido. He caminado… ¡gracias al deporte!”, exclama con emoción.
Su participación en la Semana de Equiparación de Oportunidades no es solo un reconocimiento a su trayectoria, sino un faro de inspiración para jóvenes, adultos, familias enteras en Calixto García y en toda la provincia de Holguín. Representará no solo a su municipio, sino al valor del esfuerzo, la dignidad y la capacidad de transformar el dolor en victoria.
“Me hago ilusiones… aunque sea en vano… porque amo el deporte. Sinceramente que sí”, confiesa, mientras acaricia uno de sus diplomas.
Leónida Carrera Batista no solo caminó con el deporte: corrió, saltó, lanzó y disparó contra los límites. Y hoy, desde su silla, sigue siendo una gigante.




