JOSE NORBERTO1José Norberto Rodríguez Silvera, natural del poblado de Mir, hace unos años se convirtió en campesino al asumir tres caballerías de tierra en usufructo, enclavadas en la localidad de Santa Rita, hasta donde trasladó su nueva vivienda, en compañía de su esposa e hijos. La finca, a seis kilómetros de su cuna natal, está dedicada en lo fundamental a la ganadería vacuna.

Hace apenas unas horas, este hombre tuvo la posibilidad de cumplir una promesa que se hizo en silencio, el mismo día que su padre falleciera, después de varios días de  ingreso en el hospital Nicodemus Regalado, de Buenaventura. “Mi padre siempre tenía gestos como este que acabo de hacer yo, de él lo aprendí, teníamos dos vaquitas nada más, pero si había un vecino enfermo le regalaba un litro de leche, y yo le decía papá pero si esa gente tienen hombres en la casa, y el me decía, hijo cuando seas grande vas a entender la verdad que encierra el refrán de has bien y no mires a quien”.

Son recuerdos de la niñez de José Norberto, a propósito de haber regalado a ingresados y trabajadores del mencionado hospital, el primer ejemplar vacuno que le autorizaron a sacrificar: “hoy es un día de regocijo, porque no olvido que dos días antes de que mi padre muriera, el que era director de este centro, el doctor Ramiro Figueroa, me tiró un brazo en el hombro y me dijo,  hoy vamos a darle a tu papá un buen caldo de carne de res que lo va a mejorar, ya verás, y fue al escuchar aquellas profundas palabras cuando me hice la promesa, por suerte no pasó mucho tiempo para cumplirla”.

Para aquellos que piensan que todo está perdido, la acción de este humilde ganadero mireño es un fuerte golpe al mentón de los desesperados y falta de optimismo. Es además un elevado gesto de altruismo, de desinterés, de humanismo.

Una simple operación matemática nos permite conocer que si este ganadero hubiese vendido a la empresa de comercio, por ejemplo, y a precio relativamente módico, la cantidad de carne regaladas a  la mencionada instalación  hospitalaria, hubiese llevado a sus bolsillos más de sesenta mil pesos.

En el momento de la entrega del preciado producto, estuvieron presentes directivos del Gobierno y la Agricultura en el municipio, así como parte del consejo de dirección de la instalación hospitalaria, encabezado por su directora, la doctora Yaneisys Leyva Quevedo, quien emocionada expresó: “Agradecemos el gesto de este campesino, son acciones muy bonitas en momentos bien difíciles, y es bueno que todos aquellos que puedan hacer obras de este tipo que las hagan, porque todo ello contribuye a mejorar la salud de los pacientes, y que hoy pueden ser personas que usted no conozca pero mañana puede estar aquí un familiar, un ser de los más queridos, nosotros somos muy agradecidos con actitudes así, desinteresadas, porque lo que queremos es que los pacientes salgan de la institución con la mejor recuperación posible”.

Con las lluvias de mayo, regalo bendito de la madre naturaleza, llegan también regalos altruistas, como el que protagonizó hace unas horas, este calixteño de firme palabra y acción, símbolo de amor perpetuo.


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