Tras el paso del huracán Melissa por el oriente cubano, la tarea de evacuar y asegurar la vida de las personas ha sido de primer orden. Personas de municipios como Cauto Cristo llevan cerca de 18 días sin poder retornar a sus hogares.

Ya durante el proceso de recuperación, los hermanos de este territorio retornan a sus hogares y, en su paso, transitan por nuestro municipio de Calixto García. Estas 143 personas, desde horas de la tarde de ayer, se encuentran acogidas en el campamento de pioneros Cañada Honda, pues las condiciones climáticas y viales no han permitido realizar el traslado. En el lugar se presentaron directivos del territorio calixteño, los cuales intercambiaron con los evacuados allí presentes, afirmando que no se ha dejado de accionar los mecanismos pertinentes para que todo el proceso se realice con la seguridad que amerita.

De igual forma, conocimos que los aseguramientos en cuanto a la alimentación y el personal necesario para la atención están disponibles desde el día de ayer.

La seguridad en este tipo de operaciones es el pilar fundamental. La Defensa Civil cubana, con su probada experiencia, no solo actúa durante el impacto del evento meteorológico, sino que su labor se extiende a la compleja fase de recuperación. Decisiones como la de detener el traslado, a pesar del anhelo de los evacuados por regresar a sus comunidades, responden a una evaluación rigurosa de los riesgos. Ingenieros y especialistas evalúan minuciosamente la estabilidad de puentes, la integridad de los tramos carreteros y el nivel de los ríos, priorizando la integridad física de las personas por encima de cualquier otra consideración. Esta meticulosidad es la que ha convertido al sistema cubano en un modelo a nivel regional en materia de protección civil.

La importancia de las acciones de la Defensa Civil trasciende la logística de la evacuación; se trata de una demostración palpable del principio de que salvar vidas es lo primero. El operativo desplegado en Calixto García, en coordinación con el Consejo de Defensa de Cauto Cristo, es un ejemplo de cohesión y planificación. Mientras las condiciones no sean óptimas, 

el campamento Cañada Honda funciona como un espacio seguro y temporal donde se garantizan los servicios básicos. Esta red de protección, que se activa de manera casi instintiva en todo el país ante cualquier amenaza, es el resultado de décadas de preparación, ejercicios frecuentes y una clara voluntad política de destinar recursos a la prevención y la respuesta a desastres.

Más allá del albergue y la alimentación, el trabajo de las instituciones y los voluntarios se enfoca en brindar contención y tranquilidad a la población afectada. El intercambio directo de los directivos con los evacuados no es un mero formalismo, sino una parte esencial del protocolo de seguridad. Explicar las razones de la demora, escuchar las inquietudes y mantener una comunicación transparente son acciones que mitigan la ansiedad y fortalecen la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Es esta combinación de capacidad operativa y atención humanizada la que dota de verdadera resiliencia a las comunidades frente a la adversidad.

Las acciones por parte del Consejo de Defensa de los dos territorios continúan hasta que las condiciones necesarias para la transportación segura sean alcanzadas.


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