Con la llegada de agosto inicia la Semana Mundial de la Lactancia Materna que se celebrará en más de 170 países hasta el día 7 del presente mes.
No hay dudas de que en la alimentación de un recién nacido la leche materna es el alimento natural ideal y nutritivo que ofrece un vínculo especial entre la madre y su bebé con poderosa conexión emocional y afectiva.
En los seres humanos a lo largo de generaciones la leche materna ha probado su eficacia en la nutrición del lactante independientemente de las condiciones socioeconómicas, culturales, higienicodietéticas o nuevas fórmulas capaces de cubrir las necesidades de alimentación en los niños menores de un año.
Lactar a un bebé es una de las relaciones más gratificantes que puede experimentar una mujer y ese acto de amor lleva implícito una gran responsabilidad, tiempo, práctica, conocimientos y también preparación psicológica especialmente en madres adolescentes y jóvenes que no han completado su maduración biológica y social.
Demostrado está que el entorno social y la estabilidad del hogar son elementales para la lactancia materna porque factores familiares, personales, laborales y culturales pueden hacer que sea una experiencia exitosa o no, o que den paso a su abandono precoz.