La felicidad de Nelsita o Tita como se le conoce son los niños.Yo soy feliz con el corazón, dice Darío, y en sus ojos negrísimos canta la esperanza. La esperanza que traza el camino hacia la forja de los que crecen y se empinan y mañana tendrán las llaves del mundo.
Tita tú me quieres. Y es afirmación más que pregunta. Así Roli busca esa cercanía, que tanto necesitamos para decir lo que sentimos o necesitamos. Nelsa ha dedicado 38 de sus 61 años a cuidar niños. Nelsa Camejo Gómez aprendió de su padre el arte de educar a los infantes.
René Camejo Diéguez era instructor en el internado de Cañada Honda cuando el chalet de la viuda de los Infante fue destinado al cuidado de niños con problemas de conducta. Ella vio cuando su padre puso dinero en el bolsillo de un pantalón en el albergue, allí junto a quien fue a al internado por robo, y nada, no faltó un centavo. René Camejo, como el genial Antón Makarenko, me enseñó en confiar en los niños, y en darles la oportunidad de ser mejores con un acto de confianza cada día.
Tita recuerda cuando le trajeron a Milena, que era hiperactiva y no hacía caso a sus padres. Lo primero fue que la madre casi puso el grito en el cielo cuando vio el pozo frente a la casa. Pero la tarea de Milena fue que cuidara que ningún niño saliera para el patio. Al darle una responsabilidad Milena tuvo otra conducta. Los padres eran los culpables de su disciplina.
Hoy tenemos un problema muy complejo a nivel mundial y es la dependencia de los móviles todo el tiempo. Se trata de una pandemia en contra del desarrollo integral del niño, porque se necesita de ejercicio físico. Se necesita de la interacción con otros semejantes. Se necesita del candor humano y de la posibilidad de generar un ambiente familiar y de amistad cercanas.
Se necesita de conversar cara a cara, de ahí los problemas con el desarrollo de las ideas en una conversación, en la descripción de una lámina o el elogio a un almuerzo, porque Yaumara, después de treinta años que yo la cuidé, vive cerca y nos hace la visita sumándose a las actividades de juego de roles. Por algo regresa a casa y hasta hay que darle a probar lo que se tenga para el almuerzo. Se trata de la interacción personal por encima del bombardeo atractivo y seductor en las pantallas.
Ellos necesitan ser escuchados, y darle tareas para que se sientan parte del grupo. Acá lo constituyen cinco infantes que comparten la limpieza, el fregado, y hasta ver un juego de pelota en el estadio cercano.
Aprender jugando es uno de los métodos más eficaces para la enseñanza. Me gusta narrarles, y les encanta participar haciendo uso de su fantasía, porque la fantasía vive, solo que si en un cumpleaños de un niño de cinco años lo que se escucha es reguetón, ¿qué dejamos a la fantasía en el reino de los niños?.
Me gusta mirar a los ojos y que me miren a los míos. Y eso lo encuentro cada día cuando desde el saludo hay un abrazo y una sonrisa. Eso lo aprendí de Fidel, que en cada visita a una escuela, círculo infantil o comunidad se le veía escuchar atento a los niños. Y en Elián González, en su amistad con Elián, se sintió ese amor de Fidel por los niños. Siempre que Fidel lo visitaba regalaba un libro a su amigo.
_Llévame para la casa de Tita, que ella es la que me cura. Así Darío dijo a sus padres cuando estuvo enfermo por estos días. Y es que Nelsa Camejo tiene la llave de la felicidad, que está en el afecto, en nunca dejar al niño con la palabra en la boca. Nuestros hijos merecen el diálogo por encima del menosprecio involuntario que los padres hacen cuando atienden a las redes sociales mucho más que a sus niños adorables.
Yo estoy feliz con el corazón, dice Darío en Buenaventura, Holguín, Cuba, y a Tita se le aguan los ojos, porque la felicidad es para quienes el sol vuelve cada día.




