En las escuelas del municipio de Calixto García, en la oriental provincia de Holguín, la prevención de conductas de riesgo no es solo una tarea institucional. Es un entramado comunitario donde la familia deja de ser un espectador para convertirse en protagonista activo. Bajo la premisa de que la educación comienza en el hogar, pero se consolida en la escuela, directivos, docentes y padres trabajan de la mano para formar a las nuevas generaciones.
En una reciente sesión de trabajo del grupo de prevención municipal de la Dirección General de Educación, dirigida por la Msc. Ciencias Margarita Betancour Varona, metodóloga de la Educación Especial en la provincia, se intercambiaban experiencias sobre cómo establecer límites con el amor necesario. Este es solo un ejemplo de las estrategias que se implementan sistemáticamente en el territorio para fortalecer el rol parental.
"El trabajo preventivo no puede ser reactivo, debe ser proactivo. No podemos esperar a que surja un problema para actuar. La clave está en la preparación constante de la familia", explica la Msc.
La labor se estructura en varios frentes:
- Las Escuelas de Educación Familiar: Espacios periódicos donde, por grados o temas de interés, se reúnen los padres con los maestros guías y especialistas. Se debaten asuntos como la adolescencia, la sexualidad responsable, la prevención del consumo de drogas y la formación de valores.
- El Consejo de Escuela: Este órgano de gobierno, donde están representados los padres, se convierte en una pieza clave para evaluar y trazar las estrategias preventivas de cada curso escolar. Desde aquí se organizan las actividades y se analizan las situaciones particulares que requieren de una atención diferenciada.
- El trabajo del maestro guía y el activista de prevención: Cada grupo cuenta con un maestro guía que mantiene una comunicación fluida con las familias. A su vez, el activista de prevención de cada escuela, en coordinación con los factores de la comunidad, identifica situaciones de vulnerabilidad y moviliza los recursos necesarios, incluyendo el apoyo de las organizaciones de masas como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
Para José Antonio García, padre de un adolescente de la ESBU "Calixto García", esta integración ha sido vital. "Antes uno criaba como podía, con lo que aprendió de sus mayores. Ahora, en estas reuniones, compartimos con otros padres y con los profesores. Te das cuenta de que no estás solo, que los retos de tu hijo son similares a los de otros, y aprendes herramientas nuevas para guiarlos mejor".
Por su parte, la profesora Yamilet Velázquez, maestra guía de 7mo grado, destaca el cambio: "Cuando la familia se involucra, el rendimiento académico y la conducta del estudiante mejoran notablemente. Nuestro rol es ser un puente, no un juez. Juntos, familia y escuela, formamos un equipo indisoluble para proteger y orientar a nuestros niños y jóvenes".
En el municipio de Calixto García, el trabajo preventivo demuestra que la fortaleza del sistema educacional cubano no reside únicamente en sus aulas, sino en la red de apoyo que las sustenta. Lejos de ser una responsabilidad delegada, la prevención es aquí un proyecto compartido, un compromiso donde el esfuerzo parental y la guía pedagógica se entrelazan para forjar, desde la base familiar y comunitaria, el futuro de la nación.