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Pocos saben que el nombre original de la hacienda donde hoy está el barrio de Las Calabazas fue Santa Ana de las Calabazas. Lo que sí todos conocemos, porque está debidamente identificado al lado de la carretera central, es que allí funcionó una importante prefectura mambisa en la guerra de 1895 a 1898, que tenía subordinada a las subprefecturas de La Caridad, Santa Teresa, Guayabo, Magüeyal,Guaramanao y Arrollo Blanco.
Las prefecturas mambisas, constituían centros económicos, jurídicos y políticos y abarcaban territorios que fueran inaccesibles para las tropas españolas. Sus funciones básicas eran producir alimentos para las tropas que operaban en el territorio y ofrecer resguardo a las familias de los insurrectos que vivían en las rancherías. En el Museo Municipal se conservan importantes documentos de esta prefectura de Las Calabazas. Especialmente comunicaciones entre el prefecto y su subordinado de Guaramanao, Francisco Rondón Rojas.
Teodosio Rodríguez Osorio fue el prefecto de Las Calabazas. En la Guerra Grande alcanzó los grados de capitán y cuando nuevamente se levantó en armas el 24 de febrero de 1895 en Mala Noche, junto a él estaban sus tres hijos: José, Teodosio y José Francisco.
Antonio Maceo, el más valiente de nuestros generales, le nombró personalmente para el cargo y en el documento original le escribió: (RR) “para que cuide del orden, auxilie a las familias y preste apoyo moral y material al Ejército Libertador”. Estas eran fundamentalmente las funciones de los prefectos.
Teodosio y José Francisco combatieron en el regimiento Martí. La manera en que su otro hijo, José Rodríguez Peña se unió al Ejército Libertador fue algo emocionante.
En 1872, durante la Guerra de los Diez Años, cuando apenas tenía doce años su padre Teodosio lo llevó ante el general Bartolomé Masó para incorporarlo a las tropas. Masó lo vio tan chico y le dijo al padre que harían una prueba. La dio una tercerola al muchacho y le pidió que la disparara, agregándole que si no se caía lo admitiría en las tropas.
El niño tomó el rifle, afincó bien las piernas en la tierra, tiró del gatillo y no se calló y así la patria ganó un soldado más.Combatió junto a los generales Antonio Maceo, Guillermón Moncada, Rius Rivera y terminó bajo las órdenes de Belisario Grave de Peralta. Al acabar la guerra en 1878, con 18 años, tenía los grados de sargento.
El propio 24 de febrero de 1895, con el nuevo grito por la independencia,José Rodríguez Peña se volvió a unir a la lucha. Fue de los primeros insurrectos de nuestro territorio que se incorporó al llamado de la patria.Estuvo junto a Diego Carballo de Ciego la Rioja y los hermanos Ramírez Montaña de San Agustín de Aguarás, y numerosos jóvenes de todos los confines d nuestro territorio actual. Todos bajo las órdenes de José Miró Argenter se alzaron en armas en Mala Noche.José Rodríguez Peña participó en el combate de Dos Ríos, donde cayó José Martí y fue ascendiendo desde Alférez hasta comandante bajo las órdenes de Antonio Maceo, quien le tenía mucha confianza, y en Mala Noche le comisionó para custodiar y transportar una significativa cantidad de dinero destinada al Partido Revolucionario Cubano. También participó en la toma de Guáimaro bajo las órdenes de Calixto García, en junio de 1896, donde por su valor fue ascendido a teniente coronel y posteriormente a coronel.
Luego de terminada la contienda se dedicó a labores agrícolas. Sus familiares y amigos le decían “Pepillo” y vivió muchos años. Cuando tenía 96 años todavía estaba fuerte y solo la vista le fallaba un poco.
Estos no fueron los únicos mambises oriundos de Las Calabazas, además de los miembros de esta familia estuvieron: Francisco Escobar Leyva, Ramón Rodríguez Medina, Antonio y Presciliano Pérez Ochoa, Primitivo Betancourt López, Silverio Paterson, Javier Rodríguez Góngora y Manuel Escobar Bruzón, entre otros.
Todos estos jóvenes tuvieron que abandonar a sus familias y labores para irse a combatir al colonialismo español. Como dijo el historiador y combatiente mambí Pupo Aguilera:“Liquidan sus negocios y ofrecen a Cuba sus vidas e intereses”. Muchos jóvenes de nuestro territorio tuvieron una actitud similar.