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El amor a la Patria ha encumbrado a hombres que a lo largo de la historia han sabido amarla, defenderla y ofrendar su vida por ella , desde aquellos que se empinaron en la manigua redentora hasta los que vieron la luz en aquel el enero victorioso de 1959.
Uno de esos valerosos hombres es Calixto García Iñiguez, quien con 29 años de edad, se incorporó al estallido insurreccional del 10 de octubre de 1868. Durante su trayectoria protagonizó múltiples combates y sobresalió por su sólida formación militar, adquirida en el fragor de la lucha.
Máximo Gómez fue su gran maestro en la guerra, conocimientos que le hicieron acreedor posteriormente del grado de Mayor General. Calixto combatió en las tres guerras por la independencia de Cuba,.
Prestó especial atención a la preparación de las tropas y al trabajo cohesionado del Estado Mayor, así como a la planificación detallada de las campañas y acciones combativas con el empleo de mapas y croquis, y su dirección desde los puestos de mando. Fue el jefe que más empleó la artillería, para la cual exigía dominar los conceptos técnicos y balísticos. Desarrolló el arte de sitiar y tomar ciudades y poblaciones, además de atacar a grandes columnas enemigas.
«El hombre de la estrella en la frente» como lo nombró José Martí, y precisaba: «Calixto García no necesita encomio: Lleva su historia en su frente herida. El que sabe desdeñar la vida, sabrá siempre honrarla».
Así se refería Martí a la cicatriz que llevó el ilustre mambí como trofeo de guerra cuando «el cubano famoso, el héroe, prefirió el suicidio al cautiverio», aunque ese disparo que le entró por el mentón y salió por la frente no le mató y siguió combatiendo.
Fue elegido delegado a la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana de Santa Cruz del Sur, donde se le designó para presidir una comisión que viajó a Washington con la misión de procurar el reconocimiento de ese órgano, así como los recursos financieros necesarios para el licenciamiento de los miembros del Ejército Libertador.
. Calixto García murió en Estados Unidos el 11 de diciembre de 1898, a consecuencia de una pulmonía, sus restos fueron trasladados a Cuba, donde el pueblo le rinde merecido homenaje .Hoy su legado renace en toda Cuba, y la tierra que se honra con el nombre del General de las tres guerras no le fallará.