El aniversario 172  del natalicio del apóstol nos convoca una vez más al recuento de  la  fecunda y extraordinaria obra, reflejo de sus ideales más puros. Como no recordar entonces su emotivo poema Abdala

.

¿Acaso crees que hay algo más sublime que la Patria?,

 Si alguien escucha y lee esta interrogante, con seguridad reconocería que pertenece al hermoso  poema Abdala , publicado  con solo 15 años, el 23 de enero de 1869 en el único número del periódico “La Patria Libre” que escribió y luego imprimió en librería “El Iris” ubicada entonces, en el siglo XIX, en Obispo 20 y 22, en La Habana, su extraordinario drama “Abdala”.  

Abdala es el nombre que dio el Apóstol cubano, José Martí, en su poema dramático homónimo, a un joven negro africano, que combatió y murió por la independencia de su país, Nubia, invadido por colonialistas.  Por vez primera en la literatura cubana un negro es el héroe que encarna virtudes patrióticas , en un poema que se publica en el contexto del inicio de la primera guerra cubana contra España.

El poema Abdala es símbolo de la firmeza de los ideales  de  Martí y su ferviente amor a la Patria.

Todo el poema es un clamor a la libertad, y muchos estudiosos lo han calificado como una profecía de su propia vida.  Cómo no recordar la cuarta y quinta escenas  tan emotivas, pues reflejan el temor de la madre por su hijo al que trata de disuadir de ir al combate, pero Abdala le manifiesta que detenerse no podía y que al campo iría a defender a su Patria.

 Martí a través del personaje  Abdala expone  su concepto de Patria.

 “El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca;

Al igual que el joven Abdala, creado en su obra cuando era un adolescente, Martí dedicó su vida a defender sus ideales  y, consecuente con ello, estuvo allí, en el combate  y encaró la muerte como lo había anticipado.

Y cual visión anticipada de lo que sería su propia muerte en combate, Martí concluye su poema dramático cuando Abdala yace moribundo, pero feliz, porque siente la satisfacción de que el enemigo había sido vencido:

(…) ¡Nubia venció! muero feliz: la muerte / Poco me importa, pues logré salvarla…/ ¡Oh, qué dulce es morir, cuando se muere / Luchando audaz por defender la Patria!.

 




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