Foto tomada de Internet
Cuando hablamos de Fidel , y el día del estudiante hay que hacer referencia obligada al 17 de noviembre de 2005 ,aquel día histórico que se convirtió en una advertencia crucial sobre el futuro de la Revolución cubana y en una reflexión sobre los peligros que acechaban a la humanidad.
Pero aquel encuentro no fue casual, fue un regreso a la semilla , era el retorno de un revolucionario a sus inicios. El Aula Magna de la Universidad de La Habana, lugar simbólico para él. Era el regreso de un hombre cabal que, al cumplirse 60 años de su paso por esas mismas aulas reafirmaba su firmeza de principios y su vocación humanista .Que el auditorio fuera precisamente los jóvenes, tampoco fue casual, eran los jóvenes universitarios en los que siempre había confiado.
Cuentan los que vivieron aquella emoción que Fidel inició sus palabras con un tono reflexivo y personal, rememorando su yo de 1945: un joven "de pensamiento ávido de ideas, un espíritu tal vez rebelde, lleno de ilusiones y de energía" , luego este tono íntimo dio paso a una de las arengas más críticas y alertas sobre el destino de la Revolución Cubana.
Aquel discurso no fue una arenga triunfalista, sino un llamado a la crítica y autocrítica severas. Fidel fue contundente: "entre los muchos errores que se habían cometido , el más importante era creer que alguien sabía de Socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo" . Esta honestidad brutal, que algunos recibieron con conmoción, tenía un propósito movilizador.
Para muchos analistas, aquel día en el Aula Magna se libró "otro Asalto al Moncada" , pero esta vez contra los dogmas, la corrupción, la burocracia y los vicios que amenazaban desde dentro que podían destruir la Revolución.
Diez años después, en 2015, el propio Fidel afirmaría que sus palabras aquel 17 de noviembre eran "más actuales que entonces" . La vigencia de su alerta contra el egoísmo, el delito y las ilegalidades se reiteraba en el llamado a enfrentar a "ilegales, vagos y corruptos" , demostrando que la crónica de aquel discurso seguía abierta.
La interpelación a los jóvenes para estudiar, debatir y ser protagonistas en la preservación y perfeccionamiento del Socialismo, fue uno de los retos que lanzó a las nuevas generaciones, y alertó a su vez sobre el peligro de extinción que enfrentaba la humanidad por el egoísmo, las guerras y el abuso de los recursos . Plena vigencia en los momentos actuales.




