Las aguas albañales interfieren el paso peatonal en el barrio de Villa Magalis.
Como cada mañana sale con su bastón, su gorra y sus viejos tenis ya gastados por el paso de los años y las adversidades de la vida el viejo Rubén. Los ejercicios del círculo de abuelos de Villa Magalis es una de sus tantas paradas y caminatas a pie que realiza en el día a día.
Rubén como muchos de los ancianos y niños cruza la carretera central en la barriada de Villa Magalis para poder visitar el consultorio médico donde los espera la técnica del Inder para hacer los ejercicios cada mañana. Pero Rubén y su bastón tienen que afrontar un obstáculo complejo al cruzar la calle, una corriente de aguas albañales que desde las tuberías tupidas y rotas de la comunidad viaja por toda la carretera llenando con sus sociedades la zona y ocasionando molestias y enfermedades a ancianos como Rubén.
La historia no contada
Las soluciones hasta ahora no han resuelto el problema del derrame de aguas albañales en la comunidad de Villa Magalis.
La comunidad de Villa Magalis es un barrio lleno de vecinos alegres que siempre se han tratado con respeto cariño y humildad. Las personas de aquí siempre están para ayudar cuando hay problemas. Nos afirma Daniel Martínez delegado de la zona, quien además nos contaba sobre la historia de trasfondo que tenía el proceso constructivo de la comunidad Villa Magalis.
Según esta fuente cuando se edificó la comunidad el trabajo de nivelación del suelo para darle caída al alcantarillado hacia los tanques sépticos diseñados para recoger las aguas albañales de la comunidad no fue terminado y por ende los desechos retornan por las tuberías hacia los baños y alcantarillas de la zona. Al cabo de un tiempo de existir esta problemática se realizaron gestiones por parte del propio delegado con el gobernador y el Primer Secretario del Partido en la provincia. Esto permitió realizar una segunda inversión en la cual se conectó una tubería desde los registros hasta el río que pasa por debajo del puente a la entrada de nuestra cabecera municipal. Esta acción pese a estar fuera de lo permitido en leyes como la 124 del 2017 sobre las aguas terrestres, solucionó momentáneamente la problemática. Pero al cabo de unos meses las tuberías y registros volvieron a colapsar retornando las aguas albañales a los baños, registros y calles, ocasionando a los vecinos de la zona incomodidades por la fetidez que esto desprende.
Hasta ahora solo se han encontrado soluciones momentáneas, pues cada vez que los vehículos especializados de Acueducto y alcantarillado van hasta el lugar, destupen las tuberías, pero al no existir la caída o diferencia de nivel en el terreno y malas conexiones , al cabo de los días todo vuelve a su comienzo.
La ola de fetidez
El agua contaminada desprende fetidez .
Al visitar el lugar y conversar con los vecinos de la comunidad de Villa Magalis confirmamos las declaraciones llegadas a nuestras manos sobre el mal olor que allí persiste. Experiencias incómodas como la de Yudit, quien a pesar de no vivir en la misma comunidad sino en las viviendas edificadas al frente nos afirma que no se puede respirar.
“Cuando el aire cambia su curso y se vira para acá es muy difícil estar aquí, yo que soy adulta lo soporto un poco, pero tengo una niña pequeña y tiene que estar respirando este mal olor todo el tiempo porque no se detiene el salidero de aguas albañales que hay ahí”
El miedo de Yudit es el de muchas madres de la comunidad pues además de los malos ratos que ocasiona este problema fétido, el agua estancada y que brota por los registros funge de criadero a muchos vectores, que transmiten enfermedades como el dengue.
“…aquí los mosquitos nos levantan en peso yo tengo que tener la niña bajo un mosquitero porque se me enferma...”
Las madres y vecinos ya han planteado reiteradamente el problema, pero a pesar de que las autoridades han hecho trabajos con el carro de alta presión esto persiste.
Un cruce peligroso
El agua se concentra en un tramo de la carretera central en el mismo barrio conocido también como La Mananina
La carretera central ya deteriorada por el paso de los años es partícipe silenciosa de la problemática. Los badenes, desniveles y huecos que tiene este tramo de carretera han permitido que el salidero de podredumbre se extienda hasta incluso desbordarse. Los grandes charcos formados al ser atravesados por vehículos se convierten en zona peligrosa para los que por allí transitan.
Rubén nuestro protagonista un anciano que para andar debe auxiliarse de su bastón, nos contaba sobre todo los rodeos que necesita dar para poder llegar a la bodega y el consultorio médico. Estas edificaciones están en esta comunidad de Villa Magalis y todos los pobladores del lugar deben de pasar por estas aguas albañales para llegar hasta ellos.
“…hay días que puedo pasar fácil porque hace sol y se seca un poco el agua, pero la peste molesta bastante entonces. Pero cuando llueve es otra historia se colapsa todo más de lo que está y no hay quien pase, tengo que estar brincando y con las piernas como las tengo casi no puedo…”
Así nos afirmaba Rubén mientras agarraba su bastón para salir ya en la tarde a sentarse en el portal de su casa que, aunque incómodo por el mal olor del aire se sienta sereno esperando a que un día pueda ver una comunidad sin ríos de aguas albañales.