Ricardo Cabrera Pérez, otrora boxeador calixteño de la división de pesos completos es el dueño de la impresionante maquinilla.
El pasado día 21 de junio, de regreso de San Agustín de Aguarás, donde se presentó la primera muestra de la futura Sala-Museo de ese laborioso pueblo, me encontré con el amigo, otrora boxeador de la división de pesos completos, Ricardo Cabrera Pérez, compañero de estudios en la universidad, quién me saludó y me dijo: "oiga, no solo en San Agustín hay reliquias, en mi casa, en el barrio de Irene, también las tenemos", al instante le pedí evidencias.
Días atrás me llegaron, a través de WhatsApp, varias fotografías de una maquinilla para moler café con más de siglo y medio de existencia. Por cierto, el primer artefacto de este tipo se le atribuye al inglés Nicholas Book, y la construyó a finales del siglo XVII.
A nuestro país llegaron décadas más tarde, pues aquí el café se hacía polvo mediante un pilón y una macana, faena que disfruté muchísimas veces durante mi niñez y adolescencia, en mi Cejita natal.
Según el testimonio del amigo Cabrera, cuando él la compró le contaron que la maquinilla había pertenecido a un mambí, tatarabuelo de un hombre de La Ceiba, barrio enclavado entre la ciudad de Holguín y el Cruce de San Andrés y que la misma fue adquirida por un extranjero a quien no se la dejaron pasar por el aeropuerto, pues le dijeron que ese equipo era patrimonio de Cuba.
Cierta o no la declaración, el vetusto artefacto está ahí, en muy buenas manos, en excelentes condiciones y muy bien cuidado, esperando que ustedes y nosotros le hagamos la visita al otrora pugilista, para degustar de una sabrosa taza de humeante café.