Aunque se trata de datos preliminares, Cuba, en un ejercicio de total democracia, decidió por el Sí, o lo que es lo mismo: decidió por una Constitución con vocación de porvenir, que nos incluye a todos, que consolida lo alcanzado y nos desafía, como país, a seguir trabajando por niveles superiores de justicia social.
De acuerdo con la información ofrecida por Alina Balseiro Gutiérrez, presidenta de la Comisión Electoral Nacional, de una lista actualizada de 9 298 277 electores, ejercieron el derecho al voto 7 848 343, que representan el 84,41 %.
Explicó que, del total de boletas depositadas en las urnas, resultaron válidas 7 522 569, para el 95,85 %; en blanco quedó solo el 2,53 %, 198 674, y fueron anuladas 127 100, el 1,62 %.
Según Balseiro Gutiérrez, 6 816 169 electores votaron por el Sí, cifra que representa el 73,31 % del total, en correspondencia con la lista actualizada, y el 86,85 %, en relación con la cantidad de electores que votaron.
Por el No, dijo, apenas decidieron 706 400 electores, número equivalente al 7,60 % del total, luego de la actualización, y al 9 % de la cantidad que ejerció su derecho al voto.
De ese modo, en cumplimiento del Artículo 137 de la Constitución vigente, la nueva Carta Magna fue ratificada, en Referendo, por la mayoría de los ciudadanos con derecho electoral. No obstante, próximamente serán publicados los datos oficiales, al decir de las autoridades electorales.
Una vez más el pueblo protagonizó una jornada de éxito durante el Referendo, subrayó la presidenta de la CEN, al tiempo que calificó de «muy satisfactorios y favorables los resultados», pues «el proceso transcurrió con disciplina, tranquilidad y las autoridades electorales cumplieron, con transparencia, sus funciones».
Cuba se dio, a sí misma, un Sí de reafirmación, de apoyo a la obra que hemos construido y habremos de seguir perfeccionando. Toca entonces, una vez proclamada la nueva Constitución, hacerla cumplir, porque como expresó el Comandante en Jefe: «Una de las cosas que nos preocupa y que debe ser de una preocupación perenne, es que [...] la Constitución que nosotros hagamos se cumpla rigurosamente. No podemos tener o aprobar uno solo de esos preceptos que no se aplique rigurosamente».