Las fuerzas armadas de la dictadura de Fulgencio Batista tenían un verdadero entramado de pequeños puestos de la guardia rural con la dotación de una o dos parejas en los pequeños caseríos, así como cuarteles de ese cuerpo situados en centrales azucareros y otros poblados de mayor importancia con una docena o más militares. Los combatientes del IV Frente realizaron ataques a algunos de esos cuarteles. Estas acciones se desarrollaron fundamentalmente en el territorio de los antiguos municipios de Gibara, Puerto Padre, Bayamo, Holguín, Victoria de las Tunas y Camaguey.
Hemos considerado que la lucha guerrillera en esta región podíamos dividirla en dos periodos fundamentales. El primero comprende desde el inicio de la primera guerrilla (1) en el verano de 1957 hasta agosto de 1958. En ese periodo las fuerzas revolucionarias están integradas por grupos armados con escopetas, fusiles deportivos y revólveres, fundamentalmente. En el segundo periodo, septiembre a diciembre de 1958, en la zona operan varias columnas enviadas de la Sierra Maestra que cuentan con armas de guerra. (2) Fuera interesante realizar un breve análisis sobre esas acciones rebeldes en las poblaciones controladas por el enemigo.
En el primer periodo estudiado de la lucha guerrillera en los llanos orientales, verano de 1957-agosto de 1958, estas guarniciones tuvieron una gran importancia, pues dada la debilidad del movimiento guerrillero los militares podían hacer recorridos por el área bajo su jurisdicción con pocas posibilidades de ser atacados. Eran un medio de dominio sobre los campos vecinos y de amenaza constante para los guerrilleros. Por las escasas armas de los rebeldes cada uno de estos cuartelillos devenía en un bastión inexpugnable para las aspiraciones de los revolucionarios. En este periodo los escopeteros tan solo pudieron capturar un insignificante puesto de la guardia rural, en el poblado de Mir, término municipal de Holguín, en un inesperado ataque -31 de marzo de 1958- dirigido por Orlando Lara.
La situación cambió por entero con la llegada de las columnas rebeldes. Una de las características de ese nuevo periodo fueron los ataques a cuarteles. Lo que podemos considerar como su primera acción fue el asalto que dirigió Cristino Naranjo (3) contra la hacienda de Limoncito en el municipio Holguín (4). En ese lugar la dictadura había situado una pequeña guarnición. Cristino describió en estos términos el ataque.
Día 17 de septiembre: ? a las 6 pm la tropa bajo el mando del Capitán Cristino Naranjo atacó la finca Limoncito del representante Martín Robaina Leiseca y que en la mencionada finca estuvo un cuartel de la Guardia Rural y por la noche armaba un grupo de civiles para la protección de la misma. En el mencionado ataque nuestra tropa salió sin novedad, ocasionándole cinco bajas al enemigo. (5)
Los revolucionarios ocupan cuatro fusiles así como ocho armas cortas, y cinco escopetas de caza, mil proyectiles para los fusiles de guerra y una cantidad más modesta para las demás armas. No hay duda que estamos ante una esplendida victoria. En especial por la gran cantidad de parque capturado. Pero sobre todo marcó el inicio de un cambio en las operaciones realizadas por los rebeldes.
Luego de esto los ataques se sucedieron, tanto a puestos aislados como a poblados. En total fueron atacados por las de las columnas 12, 14 y 32 los puestos enemigos situados en Limoncito, Manatí en dos ocasiones, presa de Holguín, Jobabo atacado en dos ocasiones, cantera de Palo Seco, microonda de Buenaventura, San Germán, Bartle, Puerto Padre, Gibara, Buenaventura. En total se registraron 13 ataques a guarniciones enemigas que protegían un poblado u otro lugar de interés económico. De ellas fueron realizadas por tropas de la Columna 12 un total de 6, por la Columna 14 un total de 6 y con fuerzas combinadas de las Columnas 32, 14 y 12 una. En cinco casos fracasaron los ataques: primer ataque a Jobabo, Manatí, cantera de Palo Seco, San Germán y Gibara.
Consideramos como ataque a una guarnición enemiga el combate de la presa. Aunque la presa de Holguín lo que se recuerda fue el combate contra un patrulla que llegó sorpresivamente, pero esta acción fue inicialmente el ataque a una pequeña guarnición enemiga que custodiaba las máquinas de bombeo de la presa de Holguín. Eddy Suñol en carta a Fidel de 23 de octubre de 1958 le describe el combate en estos términos: Preparé una acción para tomar el acueducto de Holguín, me enteré que tenían tres soldados y que dos de ellos iban por la mañana en una guagua para Aguas Claras a desayunar. Entonces mandé a Raúl Castro Mercadé (6) a posesionarse al amanecer en el camino por donde iba la guagua con 24 hombres, y yo con otros 24 me posesioné cerca del acueducto dejando los demás acampados en otro sitio lejos de allí, pues pensé "con estos sobran" y no quería exhibir tanta gente.
A las 7 am vi pasar la guagua y salir en ella dos soldados, esperé unos minutos y asalté el acueducto, tomándolo por sorpresa, recogimos un revólver y tres Springfields con sus cananas, en eso buscábamos al mecánico para que parara las máquinas eléctricas para romperlas, en ese momento estando nosotros en la casa bomba, la posta mía que había mandado a poner en el camino que viene de Velasco, cuando iba a coger posisión vio dos jeeps y un camión de soldados, no dándole tiempo a coger su posición que le asigné (gente de la escuela(7) sin experiencia) y dejaron pasar a los soldados sin tirar un tiro, cogiéndonos a dieciocho en la casa bomba, pero los que había afuera los vieron y dieron el aviso inmediatamente, les abrimos fuego, nos tenían trancados, pues el frente lo tenían tomado, pero todo el mundo se portó como es, fue una cosa de película, enseguida le tomamos el puente y se nos fueron los que se fueron porque el puente es muy largo y a dos soldados nos costó eliminarlos para pasar y los de atrás ya destrozados se fueron en un jeep y a pie huyendo. Ahí tomamos un San Cristobal y tres Springfield más. Aquí pelearon las mujeres y le digo pelearon todos como unas heroínas.
También cogimos un prisionero y otro que habíamos cogido en el acueducto. Dejaron tres muertos, 6 peines Cristóbal y 150 tiros M-1, y 293 balas 30-06, seis mochilas completas y tuvimos dos heridos graves de los muchachos aquellos que yo mandé a buscar a Holguín con Mulet (8), se llaman Alcides Aguilera, con un tiro en el pecho. y el otro Hugo Ochoa, con un tiro en la ingle. Pero creo no se muere ninguno, según me dice el médico.
Por otra parte Raúl en la guagua cogió dos soldados con dos pistolas y dos revólveres, uno desarmado. Total tomado: seis Springfields. Una Cristóbal con 6 peines, dos pistolas 38-32, cuatro revólveres 45, 293 balas 30-06, 156 balas M-1; seis mochilas. (9)
Veamos como se realizaron algunos de estos ataques. El primer ataque a Manatí fue descrito por Eduardo Sardiñas (10) en carta a Fidel Castro de fecha 27 de octubre de 1958: El martes 14 de octubre elementos de acción incorporados a esta columna atacaron el puesto naval del poblado de Manatí; después de media hora de intenso tiroteo se ocupó el cuartel y las armas que allí se encontraban, consistentes en tres rifles Springfield, un ametralladora Thompson, dos carabinas M-1, tres pistolas 45, una escopeta de repetición 12, un revólver 38, 1310 tiros 30-06, 206 b. las 45, 500 tiros M-1, así como una granada de mano. La acción se produjo rápidamente, los cuatro marineros que ocupaban el cuartel al mando de un sargento fueron rendidos, produciéndosele una sola baja: un herido leve en el torax y una baja por parte nuestra: Bernardo González, herido leve en el tobillo el cual se encuentra en franco restablecimiento.
Una vez ocupado el cuartel, el pueblo se lanzó a la calle dando vivas al 26 de Julio, siendo éste ocupado por elementos rebeldes durante cuatro horas. Los marinos, después de confraternizar con los revolucionarios y donde algunos a su persona (sic) fueron reciprocados dando vivas a la marina.
Todos fueron puestos en libertad, realizándose la retirada a solo 500 metros del cuartel de la Guardia Rural, la cual no hizo ningún intento de reforzar a los marinos. (11)
El segundo ataque a Manatí fue realizado entre fuerzas de la columna 12 y las guerrillas que operaban en Camaguey. Se realizó el 29 de noviembre y sitiaron el cuartel enemigo. El día primero de diciembre la llegada de un refuerzo enemigo apoyado por la aviación obligó a la retirada de los revolucionarios. (12)
El ataque a San Germán (13) se realizó el 2 de diciembre en la noche. El grupo son unos 100 combatientes que se trasladan en 5 camiones, una camioneta y un Jeep.
Los combatientes llegan a un lugar llamado Sabanilla 6 a unos 3 kilómetros de San Germán, donde descansó la tropa y comió algo. Desde allí continúa. En la noche del 2 llegan al Batey nombrado La Felicia, cerca de San Germán. Allí se dan las últimas instrucciones para el ataque. Las escuadras rebeldes se reparten de forma tal que los cuatro flancos del cuartel queden bajo el fuego rebelde. Este era una construcción de madera. Alrededor de el se habían construido trincheras.
Alrededor de las 10 pm Cristino inicia el ataque lazando un Cóctel Molotov. Los rebeldes inician el fuego que de inmediato es respondido con la superioridad del enemigo en armas y parque. Según el testimonio de un rebelde poseían una ametralladora 30. Se ordenó el avance sobre el cuartel. Ante la imposibilidad de tomarlo se ordena la retirada. Los rebeldes tiene 5 heridos de gravedad uno de ellos muere.
Un ataque muy peculiar fue el realizado el día 14 de diciembre a Cacocum. Este tenía como objetivo requisar una cantidad de mercancía que había llegado por el ferrocarril. Este fue realizado por las guerrillas de Oscar Fernández (14). Para esto se reúnen diferentes guerrillas pertenecientes al pelotón dos de la columna 14.
Mientras el grupo de Oscar se apropia de las mercancías varias escuadras de escopeteros se sitúan en los alrededores del cuartel para evitar una incursión enemiga.
Otros compañeros son situados en la carretera central para enfrentar la posible llegadas de fuerzas enemigas procedente de Holguín.
Lograron llenar unas carretas de mercancías de una de las casillas de ferrocarril que abren. Los soldados descubren a los guerrilleros y se inicia un intercambio de fuego. Estos responden, pero se retiran pues no cuentan con medios para sitiar el cuartel. Tampoco ese era su objetivo.
A partir de la llegada de las columnas rebeldes a los llanos orientales los poblados comenzaron a perder importancia para el mando batistiano y se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza. Por un lado políticamente no era conveniente abandonar aquellos caseríos y poblaciones al enemigo. Pero al mismo tiempo día a día los rebeldes se iban apoderando de los campos y cada vez contaban con mejores armas y mayor número de hombres lo que hacía en extremo complejo abastecer aquellas aisladas guarniciones. Para esto último era necesario escoltar los vehículos que transportaban las vituallas necesarias. Muchas veces estos se veían sometidos al hostigamiento rebelde.
Para el traslado de personal militar se recurrió por último a los costosos viajes en pequeños aviones de transporte que aterrizaban en pistas aéreas que había en varios de estos poblados.
También hay un aspecto interesante y es la organización de la defensa de los poblados; en esencia la defensa de estos poblados y sus guarniciones dependían de dos factores. Uno lo podríamos llamar interno y era la capacidad que tenía cada guarnición de organizar y sostener una defensa ante un ataque rebelde. El otro era las posibilidades e interés que tuviera la jefatura del regimiento de apoyar con sus medios a la guarnición sitiada.
Al analizar la defensa de estos poblados debemos de ver este asunto en un sentido digamos histórico. En la Cuba republicana no existía una tradición de ataques a poblados y cuarteles. Ni por delincuentes ni por fuerzas políticas sublevadas. Mucho menos por una agresión extranjera. Por lo que fueron construidos sin fines defensivos. Estos cuarteles de poblados no reunían los requisitos mínimos para enfrentar un ataque. Estaban ubicados casi siempre dentro del poblado, rodeados de casas y establecimientos y otros obstáculos que podían afectar el campo de fuego de los defensores en caso de ataque.
La construcción era bastante inadecuada para una defensa. Casi siempre era un edificio de una planta, techo en forma de azotea, las paredes generalmente eran de mampostería, tenían una caballeriza y un amplio patio. En la construcción había materiales combustibles. No tenían un sistema de trincheras ni blocaos ni otro tipo de defensa capaz de resistir la acción de las armas de fuego modernas. Las guarniciones eran relativamente reducidas. Con la presencia de las columnas rebeldes los puestos de la guardia rural existentes en los barrios de la demarcación de cada uno de estos cuarteles fueron retirados. Se les concentró en la guarnición local más importante que de esta forma incrementó el número de defensores Pero este aporte no fue muy importante pues generalmente estos puestos de la guardia civil estaban a cargo de dos individuos.
Lo más corriente era que los cuarteles estuvieran defendidos por alrededor de 30 ó 40 hombres bajo el mando de un sargento o un teniente. Al sentirse amenazados los militares recurrieron a organizar una defensa muy simple. Esta tenía como eje central, casi siempre único, el cuartel.
Construyeron algunas trincheras en los alrededores de este y situaron sacos llenos de tierra. Muchas veces estas trincheras se encontraban muy cerca de las paredes externas del cuartel lo que en caso de incendio o derrumbe ponía en muy duro aprieto a quienes las ocupaban. Tan solo en Jobabo en el segundo ataque la guarnición ocupó el central creando así dos puntos de defensa. En Puerto Padre que contaba con una guarnición mayor se organizó la defensa de varios puntos de la población.
Por regla al iniciarse el asalto los defensores abandonaban el pueblo a su suerte. Aunque es justo reconocer que generalmente no contaban con suficientes fuerzas para organizar la defensa de toda la población. Pero el concentrar la pequeña guarnición en un solo punto facilitaba que los rebeldes ocuparan la población en su conjunto y pudieran actuar sobre el cuartel sin ser hostilizados de otros lugares. Por ejemplo en Puerto Padre las fuerzas represivas se habían atrincherados en cuatro puntos. Los revolucionarios penetraron de noche en la población, aislaron los diferentes centros enemigos y los atacaron. Se combatió durante toda una noche. Las fuerzas de la marina se lograron replegar a una instalación portuaria cercana y allí abordaron un buque de guerra. Pero abandonaron prácticamente todo el armamento. Los lanzaron al agua junto al muelle del puesto naval. Parte de el fue rescatado por los rebeldes.
Las armas de los defensores de estos cuarteles eran fusiles ligeros de infantería, ametralladoras portátiles y granadas. Casi nunca llegaron a contar con ametralladoras pesadas. En ocasiones se valían de la imaginación para sustituir esta arma tan importante en la defensa. En Buenaventura y en Bartle situaron sobre la azotea un madero cubierto con una manta y le informaron a los vecinos que esto era una ametralladora pesada. En general esta iniciativa fue bastante eficaz, pues los rebeldes se lo creyeron. En Bartle un desertor de la guarnición local puso sobre aviso a los revolucionarios del engaño.
La guarnición pasaba por entero en un estado de absoluta pasividad en momentos en que se iniciaba el ataque. Respondían desde sus trincheras y refugios sin tomar ninguna medida ofensiva.
En general ofrecían una resistencia aceptable combatiendo durante varias horas antes de rendirse. En el ataque a Manatí la guarnición se defiende desde la madrugada del 29 de noviembre hasta la mañana del primero de diciembre. En este caso la guarnición batistiana contó con el apoyo de la aviación que bombardeó el batey para tratar de desalojar a los rebeldes. Producto de esta indiscriminada acción murieron 9 civiles. La aviación también le lanzó alimentos y parque al cuartel. El día primero enviaron un refuerzo que obligó a los rebeldes a levantar el sitio. (15)
Un caso interesante fue el primer ataque a la guarnición de Jobabo realizada el 8 de noviembre por fuerzas de la columna 12.
Los rebeldes decidieron utilizar el factor sorpresa; para esto trasladaron 5 pelotones en tres camiones y un jeep en la tarde del 8 hasta unos 3 kilómetros de la población. Ya bien entrada la tarde comienzan a avanzar por los cañaverales que rodean el pueblo. El factor sorpresa se pierde cuando descubren en un bar a dos soldados y sostienen un rápido intercambio de fuego. Aunque logran liquidarlos, ponen en alerta a la guarnición. Según el informe del comandante Eduardo Sardiñas: ?Existían en el poblado unos 60 soldados atrincherados, una parte en el cuartel y otra en el Ingenio? (16) La acción se desarrolla de noche, Sardiñas nos dice que: ?Atacamos ambas posiciones durante 5 horas, instándoles en varias ocasiones a que se rindieran.? (17)
Ante la imposibilidad de rendir el cuartel, los rebeldes deciden actuar contra el central. Para estos se envían dos pelotones a cumplir esa misión. Pero ocurre un acontecimiento inesperado: una cerca de alambres los separaban de los guardias, para sorpresa nuestra, dicha cerca se hallaba electrizada, quedando algunos compañeros prendidos a ella, los cuales fueron milagrosamente rescatados, logrando penetrar solo algunos dentro del central. Los guardias estaban bien atrincherados y nuestro parque era poco, por lo que decidimos abandonar las posiciones a las 12:30 de la noche. (18)
Así termina el ataque al central. Los rebeldes tienen tres bajas, un fallecido y dos heridos, pero han gastado parque en exceso sin tener recompensa.
Incluso en sorpresas tan absolutas como el ataque de la Microonda donde la guarnición fue sorprendida completamente dormida y sin armas, uno de los militares pudo alcanzar su rifle y herir a dos de los asaltantes. Esta acción fue la única donde se llegó a utilizar el apoyo de los dos jefes enemigos que se unieron a los rebeldes.
El apoyo del regimiento a la guarnición sitiada era otro asunto. En varias ocasiones este se realizó como en los ataque a las guarniciones enemigas de Bartle, en Manatí en el segundo ataque y de la cantera de Palo Seco fueron apoyados por un refuerzo. En Bartle el ataque rebelde coincidió prácticamente con la llegada del refuerzo. Pero en otras ocasiones los sitiados tuvieron que combatir sin recibir apoyo como el primer ataque a Manatí que el cuartel de la marina atacada por los revolucionarios no recibió ningún tipo de apoyo del cuartel del ejército situado en la cercanía. En Puerto Padre tampoco hubo un intento del Escuadrón de Delicias de apoyar la cercana guarnición de Puerto Padre durante el ataque. Pero en general el ejército de Batista no dejó a los hombres a su suerte siempre que pudo realizó considerables esfuerzos para rescatarlos como ocurrió con las sitiadas guarniciones por las fuerzas del II Frente de Sagua de Tánamo y Cueto.
Los rebeldes por su parte recurrieron a medios muy simples para rendir a las fuerzas sitiadas. Penetraban de noche en el poblado, se acercaban lo más posible a la guarnición y ocupaban determinados lugares tratando de obtener ventajas del terreno y desde allí abrían fuego. Los militares respondían y se iniciaba un intercambio de fuego donde cada bando trataba de mostrar su resistencia y la cantidad de parque que tenía cada uno.
La captura de estas pequeñas guarniciones respondía a un plan estratégico elaborado por Fidel y que le explicaba en carta de fecha 8 de octubre de 1958 a Juan Almeida: Después del 3 de noviembre todos tus pensamientos debes dirigirlos hacia la preparación del momento en que decidamos aislar. Y sitiar todas las ciudades simultáneamente. (19)
La captura de estas guarniciones le eliminaba la posibilidad de utilizarlas en operaciones en conjunto con tropas del regimiento. Se liberaban definitivamente amplios territorio y sufridas poblaciones. También a manos de los revolucionarios pasaban nuevos reductos con gran cantidad de medios materiales como transportes, talleres, combustible, etc. En caso de que la guarnición se rindiera se podía obtener armas y parque, lo que era muy valioso y necesario. En este sentido una victoria significativa fue la de Jobabo. El día 29 de diciembre en el municipio de Victorias de las Tunas tan solo permanecían en manos de las fuerzas de la dictadura los poblados Tunas, Manatí y Jobabo. La captura de este último poblado era importante para el control de todo el territorio. El 29 de diciembre se realizó el otro ataque a Jobabo. El combate se prolonga hasta la 5 p.m. del 30 cuando la guarnición se rinde.
Pero esos ataques ofrecían también algunas desventajas. Estas guarniciones eran completamente secundarias en los planes del IV Frente. Delio en carta a Fidel se quejaba que Eduardo Sardiñas en lugar de atacar a Tunas había asaltado a Jobabo. También se opuso al ataque que realizó Suñol a Gibara. Delio miraba el desarrollo de la guerra en un sentido más estratégico que táctico. Significaban un gasto considerable de parque sin tener la seguridad de que se pudiera reponer. La guarnición podía no ser tomada y en caso de capturarla existía la triste realidad de que el enemigo hubiera gastado gran parte del parque como ocurrió en Puerto Padre donde los soldados de batistianos ??pelearon hasta el último tiro.? (20) Pero al mismo tiempo si se dejaban atrás y se atacaban en el futuro las principales plazas podían ser utilizadas como tropas de refuerzos y actuar contra los sitiadores por la retaguardia. Por lo que la liquidación de estas unidades era indispensable para llevar a cabo los planes generales encomendados al frente.
Además de estos ataques a los cuarteles de ciudades y poblados fuerzas rebeldes del IV Frente realizaron rápidas incursiones en poblaciones como la efectuada por la columna 32 en Bayamo el 3 de noviembre, la realizada por los pelotones 1 y 2 de la columna 14 en Holguín en la noche del 2 al 3 de noviembre, el incendio de un prostíbulo visitado por los soldados de la tiranía en Holguín, una incursión en el barrio de Vista Alegre en Holguín el 30 de diciembre. Es de destacar una eficaz incursión de tropas rebeldes bajo el mando capitán Ángel Sotomayor, en Victoria de Las Tunas. Esta fuerza penetró hasta un lugar conocido por el Mirador y exterminó a una escolta de militares situados en aquel lugar.
En los ataques a las poblaciones realizados por las fuerzas del IV Frente Simón Bolívar se demostró la pericia alcanzada por estos guerrilleros. Las fuerzas enemigas con las pérdidas de estos cuarteles fueron quedando aisladas en los principales centros urbanos. Por último, este frente llegó a iniciar el ataque a Holguín el 31 de diciembre de 1958 lo que podríamos considerar como la culminación de estas operaciones. En esta ciudad se encontraba el grueso de las fuerzas de la dictadura en la región. La huida del tirano puso fin al sitio de esta importante plaza.
NOTAS
1-La primera guerrilla en esta región estaba dirigida por Orlando Lara Batista. Según testimonio de este combatiente se inició en agosto de 1957.
2- Las columnas que integraron el IV Frente eran la 12 Simón Bolívar, la 14 Juan Manuel Márquez y la 32 José Antonio Echeverría.
3- Cristino Naranjo de origen muy humilde se incorporó al Ejército Rebelde. Integró la fuerza de Camilo Cienfuegos que operó entre abril y junio de 1958 en los llanos orientales. Fue ascendido a Teniente y asignado al frente de una pequeña guerrilla en junio de 1958 cuando por orden de Fidel, Camilo se trasladó a la Sierra Maestra. En su paso por lo llanos del Cauto al frente de la columna invasora Camilo lo ascendió a capitán y lo dejó al frente de esa región. Luego quedó al frente del pelotón 1 de la columna 14. Fue asesinado por un contrarrevolucionario en noviembre de 1959 en La Habana.
4- Limoncito por la actual división política administrativa vigente, la establecida en 1976, pertenece al municipio Cacocum, de la provincia Holguín. En la época del asalto pertenecía al municipio Holguín.
5- Reportes de acciones realizadas en esta zona. Firmado por el 26 septiembre de 1958 por Cristino Naranjo. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado
6- Raúl Castro Mercadé segundo jefe del pelotón 1 de la columna 14. En esos momentos tenía el grado de capitán. Este combatiente tiene una larga historia de lucha. Tomó parte con otros dos compañeros en el asalto a un polvorín en la zona de Chaparra antiguo municipio de Puerto Padre para apoyar el desembarco del Granma. Se unió a la guerrilla de Fidel Castro y tomó parte en numerosos combates tanto en la columna 1 José Martí como en el IV Frente. Actualmente es general de brigada en retiro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
7- Se refiere a la escuela de reclutas rebeldes de Minas del Frío donde procedían un parte importante de los integrantes de su fuerza.
8- Gilberto Mulet Pollato, combatiente rebelde. Era vecino de las Cruces de Purnio y miembro de la célula clandestina a la que perteneció Eddy Suñol al incorporarse a la lucha. Sufrió un año de prisión por sus actividades clandestinas. Luego se incorporó a la guerrilla serrana y más tarde integró las fuerzas del IV Frente Simón Bolívar. Murió en Holguín en la década de los ochenta del siglo XX.
9- Carta de Eddy Suñol a Fidel Castro de 23 de octubre de 1958. Oficina de Asuntos de Históricos del Consejo de Estado, Ciudad de La Habana.
10- Eduardo Sardiñas, Comandante del Ejército Rebelde, Jefe de la columna 12 Simón Bolívar.
11- Fuente: Carta de Eduardo Sardiñas al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz de fecha 27 de octubre de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
12- Para más información ver: Colectivo de autores, Frente Camaguey, Editora Política, La Habana, 1988, p. 275.
13- San Germán, central azucarero que hoy se llama Urbano Noris
14- Oscar Fernández dirigía un grupo guerrillero subordinado a Cristino Naranjo
15- Comisión de Historia de las Columnas 11 y 13 del Frente Camaguey, Frente Camagüey, Editora Política La Habana, 1988, pp. 275-278
16- Comisión de Historia de las Columnas 11 y 13 del Frente Camaguey, Frente Camagüey, Editora Política, La Habana ,1988, pp. 275-278
17- Fuente: Carta del Comandante Eduardo Sardiñas al Comandante en Jefe de 11 de Noviembre de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
18- Fuente: Carta del Comandante Eduardo Sardiñas al Comandante en Jefe de 11 de Noviembre de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
19- Carta del Comandante en Jefe Fidel Castro al Comandante Juan Almeida de fecha 8 de octubre de 1958. Oficina de asuntos históricos del Consejo de Estado.
20- Carta de Delio Gómez Ochoa al Comandante en Jefe Fidel Castro. Diciembre 27 de 1958. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.