El cielo tronó minutos antes de las seis de la mañana. Las naves que cruzaban el cielo, aunque mostraban las insignias de la fuerza aérea cubana, no tenían el mismo objetivo de las que en tierra recibían un bautizo de fuego y muerte. Su misión era, además de destruir la ya antigua aviación cubana, sembrar el pánico.
La batalla de Playa Girón quedó grabada en la memoria de todos los cubanos, y aunque los más jóvenes no vivieron esa despreciable acción conocen de ella por lecturas, relatos y materiales fílmicos que evidencian los hechos ocurridos en aquellas 66 horas de abril de 1961.
Cada 15 de marzo, presentes y pasadas generaciones premian con dignidad uno de los hechos de mayor intransigencia protagonizado en los campos insurrectos cubanos y que la historia recoge como la Protesta de Baraguá.